
Por: Teresa Vives Pertusa. Presidenta del Patronato de la Fundación Educativa CMT.
Hace doce meses nos uníamos en torno a un sueño: dar vida a la Fundación Educativa CMT.
Hoy, al cumplir nuestro primer aniversario, sentimos la alegría de celebrar lo recorrido y la responsabilidad de seguir caminando con esperanza.
“Compartimos la convicción de que la Fundación no es un añadido externo, sino la casa común de todos nuestros colegios”.
Un año que deja huella
El principal logro de este primer año es, haber tejido una conciencia de pertenencia común.
Docentes, equipos directivos, personal de administración y servicios, familias y alumnos han ido experimentando que no están solos, que forman parte de un cuerpo más grande que los sostiene y les da horizonte.
En paralelo, hemos avanzado en consolidar la estructura de la Fundación, en ordenar procesos y en abrir caminos de coordinación entre las distintas áreas.
Lo más importante es, sin embargo, la convicción compartida de que la Fundación no es un añadido externo, sino la casa común de todos nuestros colegios. Podemos decir, sin duda, que es un año que ha dejado huella.
Y si tuviéramos que resumir este año, en una única palabra, esta sería familia. Sí, porque se ha ido consolidando un modo de ser y hacer que estrecha vínculos y genera creatividad.
Mirada hacia el futuro
Pasado este primer año miramos hacia el futuro. Este es nuestro horizonte inmediato: seguir tejiendo comunión, porque estamos convencidos de que solo así nuestra misión educativa será fecunda en un contexto tan marcado por la incertidumbre, la inestabilidad y los cambios vertiginosos. Porque nuestra realidad necesita agentes transformadores.
Todo esto se traduce en 4 áreas de trabajo importantes:
- Proyectos pedagógicos comunes.
- Itinerarios de formación compartidos.
- Espacios de pastoral donde la fe y la vida se entrelazan.
- Criterios económicos que buscan la solidaridad.
Pero se traduce, sobre todo, en cultivar la certeza de que somos familia palautiana: una comunidad que educa con alegría, que se apoya en la dificultad, que celebra lo bueno y que nunca olvida a los más vulnerables.
¡Gracias!
Por este año que deja huella y una promesa de futuro es por lo que queremos dar gracias. ¡Este es el verdadero motivo de esta celebración!.
En este primer aniversario queremos AGRADECER, principalmente, el don del carisma, recibido del P. Palau y mantenido vivo y actual por las hermanas; agradecer a quienes, con paciencia y visión, han hecho posible la puesta en marcha de la Fundación. Agradecer a cada uno de los centros y a sus equipos directivos, que han sabido abrirse a esta nueva etapa con generosidad y confianza. Nuestro agradecimiento se dirige también:
A cada familia, por confiar en nosotros la educación de sus hijos,
a cada docente, por entregar lo mejor de sí mismos en las aulas,
a cada alumno y alumna, porque con su presencia nos recuerdan que todo esto tiene sentido.
Sin cada uno de ellos, la Fundación no sería más que un nombre, es por eso que cada gesto y cada tarea, por pequeña que parezca, suma a la gran misión compartida.
Seguimos caminando JUNTOS
La celebración del primer aniversario nos invita a seguir caminando juntos con esperanza, a caminar con paso seguro, con determinación, con la mirada puesta en la noble tarea de educar personas que, en su forma de ser y actuar, sean un vivo reflejo de identidad cristiana comprometida en la construcción de un mundo más humano y habitable, en una palabra, más fraterno.
¡Felicidades!
En este video están condensadas mis palabras de agradecimiento.
Fotogalería
Compartimos una recopilación de imágenes para recordar el acto inaugural, algunos momentos del curso anterior y del curso que acabamos de empezar.